"(A Diego Rivera) lo conocí de sopetón, al cruzarnos en un corredor del hotel Arronte, de Puebla. Yo había ido a gestionar algo con los líderes de la Federaciónestudiantil; pero, ¿qué diablos hacía allí Diego? Lo alcancé, lo detuve, me le puse enfrente y le pregunté: '¿No es usted por casualidad Diego Rivera?'. Me contestó que sí, pero no sin añadir 'pero nada de casualidades, ¿eh?, porque he sido Diego Rivera hace muchos años'. Me contó que se andaba 'ambientando', pues le habían alabado mucho los monumentos coloniales de la ciudad. 'No me gustan nada -comentó-; son obra de gachupines'".
Daniel Cosío Villegas
"Memorias"
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