sábado, 17 de noviembre de 2018


Born in the central Mexican city of Guanajuato in 1886, Diego Riverawent on to become one of the great Modernists of 20th-century art, as well as, arguably, the most important painter in his nation’s history.
Best-known for his murals on public buildings in Mexico and the United States, Rivera also made a number of easel paintings, watercolours and drawings. ‘Above all, he was a magnificent storyteller,’ says Virgilio Garza, Head of Latin American Art at Christie’s. ‘Rivera could tell tales on both an epic scale and a small, intimate one’.
In May 2018, his painting The Rivals  realised $9,762,500 in The Collection of David and Peggy Rockefeller sale, setting a world-record price at auction for not just Rivera but any Latin American artist.

Rivera’s early career and Cubism

A child prodigy, he started drawing at three. By the age of 10, Rivera was enrolled full-time at the San Carlos Academy of Fine Arts, in Mexico City. In 1907, he moved to Europe, settling first in Spain and then Paris. His work from this period reveals the influence of a wealth of European masters: from El Greco to Cézanne.
A friend and rival of Picasso’s, Rivera made his name as part of the Cubist movement. One of his main works in this style was 1915’s Zapatista Landscape, which today forms part of the collection of the Museo Nacional de Arte in Mexico City.

When did Rivera start painting murals?

Rivera returned to his homeland in the early 1920s, shortly after the Mexican Revolution concluded. The artist was one of the revolution’s greatest champions, helping to spread the message of a new Mexico by painting vast, state-sponsored murals — on buildings such as the National Palace and the Secretariat of Public Education in Mexico City. Here he connected the country’s revolutionary present to a heroic, ancient past.
‘Gone was the doubt which had tormented me in Europe,’ said Rivera, later in life. ‘I now painted as naturally as I breathed, spoke, or perspired’.

sábado, 6 de octubre de 2018


Archivo documental Federico Cantú
Textos Adolfo Cantú
Colección Cantú Y de Teresa
Copyright © 1989-2018
FCG Copyright ©


Tanto Frida como Federico nacieron en 1907 
Frida en Coyoacán y Federico en Cadereyta
Los ambientes de la época los hicieron coicidir en diferentes etapas . 
Primeramente en los murales de la SEP despues en la época
En al que ambos matrimonios se instalaron en California, 
Sin embargo Diego y Frida siguieron su camino a la ciudad de San Francisco 
Y Luz y Federico de Pasadena a Los Ángeles 
Ya en México,  todos ellos permanecieron inmersos en el mismo grupo
de artistas que exponían y visitaban la Galería de Inés Amor,
época en la que Federico decidió colgarse un gato del cuello,( tal y como nos lo narra el Poeta y pintor Malagueño José Moreno Villa )  razón que permeó la idea de que Frida hiciera lo mismo con sus respectivas mascotas .



Despues en 1938 en Nueva York Federico narra en una carta dirigida a Gloria Calero
 el encuentro de ambos -“hoy vi a Frida Rivera”  - en una fiesta donde Frida ya anunciaba su viaje a Francia para instalarse por unos meses con los Breton
En 1943 ambos dos  junto con los mas prestigiados pintores de la época  fueron invitados por el Corso para ser maestros fundadores de la Escuela “La Esmeralda”
Y en 1948 también fueron maestros fundadores del Salón de la Plástica Mexicana 



Hoy en dia todos sabemos que Frida nació en 1907 y murió en 1954, 
también sabemos que Federico nació “como lo refleja su acta de nacimiento”
En 1907 y que murió en 1989

( pero parece que en MUNAL siguen obstinados en colocar otra fecha en la cedula)





Adolfo Cantú
Colección de Arte Cantú Y de Teresa




Nota:
En 1995 se presento el facsimilar del diario de Frida en la Casa Azul.
Ese dia recuerdo que no éramos mas de cincuenta personas en el jardín de la casa azul, hoy entrar a el museo es tan complicado como lograr entrar al Museo Vaticano.

Muy pronto esa primera edición quedo rebasada y seguida por nuevas publicaciones
Hoy en dia y creo que por razones varias la publicación es casi inexistente. 
Hace unos días comprando unos libros en la librería del Museo Reina Sofía de Madrid me encontré esta edición, pregunte que si tenían otra que estuviera envuelta la respuesta era de esperarse
“este libro es el único que nos queda , siempre estamos tratando de que nos envíen los suficientes pero nunca lo logramos”